jueves, 3 de mayo de 2007

…72

David González

No han sido pocas las cosas que han dado que hablar en el mundo del deporte a lo largo de esta última quicena: Por supuesto el gol de Messi, tan increíble como repetitivo; la liga más entretenida de la última década (y la de un fútbol más pobre), con un Madrid resurgiendo de unas cenizas de las que muchos dudaban (y yo me incluyo); la sorprendente final de Champions Liverpool-Milán, reedición del 2005. O, no sé, ver a Calderón ganando partidos en play-off, el nivel alcanzado por los motociclistas españoles, que nos sitúa en primerísimo línea mundial (encabezada por los “pequeños” Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa), e incluso el infortunio de inicios de la prestigiosa prueba Louis Vuitton de vela en Valencia, por culpa de la ausencia de viento, que parece no interesar a nadie, pese a llegar a oídos de todos.

Pero un manacorí sobresale por encima del resto. Un tenista que cuenta sus partidos por victorias en tierra batida más de dos años. Y lleva ya 72 seguidos… Creo que merece una mención especial.

Rafa Nadal es la persona de moda. Joven, rico, buena imagen comercial, simpatía, saber estar, garra, estilo… Este país es adicto a este tipo de deportistas.

Porque estamos en España, como decía, un país guiado muchas veces por el fanatismo sin fundamentos, o el fanatismo en forma de sustituto del conocimiento. Si no, pregunten. Me gustaría saber de cien personas, cuántas conocen algún compañero de equipo de Pau Gasol, por poner un fácil ejemplo. Generalizando, a España no le gusta la fórmula 1, a España le gusta Alonso; a España no le gusta el tenis, le gusta Rafa Nadal... Porque si, porque tanto él, como Pau, como Pedrosa, como tantos otros (o quizá no tantos), “tienen algo”, además de, por supuesto, lo buenos que son. Tienen esa chispa que los une a nosotros, los hace más cercanos, y lo compensamos cada fin de semana con derroches de fidelidad, de tiempo, de paciencia, incluso a veces de dinero. Sólo piénsenlo. España hace más fuerte el brazo izquierdo de Nadal.

Y no estoy restando mérito a nadie, ni mucho menos. Al revés, creo que esto es lo bonito del deporte, creo que todas las partes salimos ganando. Y no nos volvemos locos con cualquiera. Rafa es único, quizás no el mejor, pero es único. Es la exaltación de la pasión y la garra basadas es un deporte de fuerza, de mentalidad y de resistencia. Sentémonos, y disfrutemos cada mes, de la rivalidad más bonita que actualmente se vive en deporte. Veamos un Nadal-Federer, el duelo de los duelos a día de hoy en el deporte individual.

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